Vinos de Campania (Italia)
- Lu
- 8 ene 2015
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EL RESURGIR DE LA SALINIDAD
Aglianico y Fiano son las dos principales variedades de uvas de una región vinícola compleja, llena de historia y cuyos orígenes explican un presente único y un futuro francamente sugestivo
Según la teoría del arqueólogo Giorgio Buchner, el primer asentamiento griego, en concreto de gentes procedentes de la Península de Eubea, en Italia, se produjo en la región de Campania, en la isla de Ischia, aproximadamente en el 785 a.C. Sería el comienzo de la magna Grecia y el inicio de una larga tradición vinícola en esta zona y, posteriormente, en el resto de Italia. Como testimonio del arranque de la cultura del vino italiana se han encontrado, en dicha isla, gran número de cráteras, jarras y la famosa “Coppa di Nestore”. Esta última presenta una inscripción en griego que podría considerarse una de las primeras menciones escritas (no explícita) en Europa al mundo del vino: “Yo soy la preciosa copa de Néstor, el que beba de esta copa inmediatamente sentirá el deseo de Afrodita, la de la bonita corona” Es obvio que era una copa para disfrutar del vino…

La zona del sur de Italia fue conocida, por los griegos, como tierra de vides (oenotria), lo que destaca el valor que tenía, para este pueblo, este territorio de clima heterogéneo y con diversidad de terrenos perfectos para el cultivo de las más dispares variedades de uva.
Ya en tierra firme, un ejemplo claro de la cultura vinícola que se fue desarrollando en el Sur del Bel Paese lo podemos observar en Pompeya y Herculano con los frescos de las antiguas villas que narran el significativo culto al vino de aquellas épocas. Y también en los enormes depósitos de ánforas donde se conservaba el vino, enterrado y etiquetado con anotaciones con respecto a la denominación y la añada. En esos tiempos, según los escritos, entre ellos el tratado de Plinio el Viejo Naturalis Historia, los romanos disfrutaban del vino siguiendo un preciso ritual, añadiéndole agua, a veces de mar, y aromatizándolo con especias y miel. No es casual la fama del Imperio Romano por sus bacanales, fiestas en honor al Dios Baco (la adaptación romana de Dionisos), el dios de la vendimia y del vino. Por todo ello, los vinos campanos tienden a considerarse, a todos los efectos, descendientes de antiguas cepas, entre otras Vitis Hellinica, Alinea Gemina, Vitis Apiana.
De aquí, gracias al comercio con los etruscos, se fue difundiendo el cultivo de la vid en Italia y, posteriormente, en el resto de Europa.
La zona de Campania continuó durante siglos cultivando una amplísima variedad de cepas, más de 100 en todo el área que abarca la región. Los Borbones fomentaron especialmente los vinos autóctonos de calidad, pero la unificación llevó a la invasión por parte de nuevas uvas, en concreto la Trebbiano y la Sangiovese, eliminando las propias de la zona, de producción escasa pero de mayor valor. Por fortuna, algunos pequeños productores se empeñaron en mantener sus viñedos y, por ello, en la actualidad el área se enorgullece de tener la mayor variedad de cepas de una región de Europa. E, incluso, estas pequeñas bodegas lograron exportar una buena parte de su producción a Francia, cuando esta ya empezaba a sufrir la plaga de la filoxera. Pero, finalmente, esta llega también a la Campania, a principios del siglo XX, suponiendo un gran mazazo para el rendimiento vinícola de la zona. Es el comienzo de un gran declive al que contribuye, ya en los 80-90, la propia Unión Europea con sus subvenciones para la reducción de la producción vinícola.
Por fortuna, ciertos productores, como la familia Mastrobernardino, han sabido preservar las variedades de la zona y permitir así que, en la actualidad, podamos ver el resurgir de las grandes cepas de esta región en los mercados y en las mesas.
CAMPANIA, VIDES DE TIERRA, AIRE, MAR Y FUEGO La región de la Campania, con 13.595 km2, además de con una amplia variedad de cepas, cuenta con un territorio profundamente articulado, con terrenos de lo más heterogéneos y microclimas particulares. Todo esto hace que una misma variedad de uva evolucione de forma bastante diferente dependiendo de la zona de la Campania en la que se cultive.
Podríamos establecer una distinción de vinos por su situación geográfica y climática, que nos llevaría a diferenciar las siguientes zonas: - Vides de mar: procedentes de tierras lejanas, actualmente crecen en espectaculares terrazas centenarias con vistas al mar en la Península Sorrentina, con variedades como la Suppezza, el Sabato o Sciascinoso, o en la Amalfitana, con la Fenile, la Ripolo, la Pepella o la aromática Ginesta y, directamente rodeadas de mar, en las islas de Ischia, Capri y Procida, cepas como la Biancolella o la Forastera, de las cuales deriva uno de los primeros vinos que obtuvieron la Denominación de Origen Controlada en Italia (1966 – Ischia Bianco, Rosso e Superiore).
- Vides de aire: hay vides que prefieren elevarse hacia lo alto, como el Asprinio, que trepa erguida junto a chopos para huir de nieblas en busca de aire, se cultiva en la zona de Aversa y produce un blanco extremadamente seco.
- Vides de fuego: el terreno volcánico, rico en cenizas, lapilli y potasio es la cuna de muchas vides campanas, entre ellas la tinta Per ‘e palummo, la cual da origen a vinos en la zona de Campos Flegreos, Sant’Agata de’ Goti, Ischia, Capri y el famoso Lacryma Christi del Vesubio. Entre las blancas destaca la Falanghina, en la zona de Campos Flegreos, Pozzuoli, Baia, pero también en Caserta o Sant’Agata de’ Goti. Hay igualmente otras uvas blancas a las que les encanta el fuego, como la Catalanesca o la Caprettone.
- Vides de tierra: en las zonas internas de la Campania, caracterizadas por inviernos más duros, importantes variaciones térmicas y terrenos más compactos y arcillosos, las vides están muy vinculadas al suelo, y aquí surgen las cepas más importantes de la región. Encontramos, entre otras, la uva Greco, alabada por Virgilio y descrita por Columela, de la que nace el Greco di Tufo. Y la Fiano. Esta última, actualmente, origina algunos de los mejores vinos blancos italianos, en concreto el Fiano de Avellino, aunque el Cilento Bianco no le va la zaga. Ambos se honran de tener Denominación de Origen Controlada y Garantizada (DOCG). Otras cepas de esta área son la Coda di Volpe, la Casavecchia y, en el área de Benevento, la Sommarello y la Barbera del Sannio. Pero, entre todas ellas, destaca la cepa campana por excelencia: la Aglianico. De origen griego, se cultiva en la región desde hace siglos y, con el tiempo, se han ido consolidando diversos biotipos que caracterizan su área de difusión: la Aglianico amara, en Benevento y Caserta, la Aglianico de Taurasi, la Aglianicone de Salerno, la Aglianichello de Nápoles, cada una de los cuales, aun conservando las características típicas de la variedad, manifiesta ligeras variaciones morfológicas y fisiológicas.
LA AGLIANICO, LA JOYA DE LA CAMPANIA En esta maraña de variedades, denominaciones de origen, tipos de terrenos y de climas destaca, mejor dicho, reina, sobre todas las demás variedades de uva tinta, la Aglianico, una uva cuya etimología ha dado bastante que hablar. Hay quien defiende que deriva de la palabra “helénico” (por su procedencia griega), otros dicen que del español, del término “llanos”, porque en ciertas zonas crece en la llanura, otros del griego aglaos por su tono rubí resplandeciente. Sea como sea, no está muy clara la procedencia de su denominación y todas las teorías son fácilmente refutables. Lo que sí está claro es que es una uva antigua, habla de ella Horacio, el cual decantó, ya en el siglo I a.C., sus cualidades. Y, entre las aglianicos, la de Taurasi es un ejemplo de la enorme calidad que la Campania puede ofrecernos.
La región campana, a pesar de encontrarse en una zona meridional de Europa, tiene microclimas variados dependiendo de las diversas áreas y un ejemplo de ello es Taurasi, en la provincia de Avellino, la cual se caracteriza por un clima algo extremo, casi de baja montaña. Esto se debe a una orografía articulada: colinas, llanuras y cursos de agua y al hecho de que se encuentra a cierta altitud, entre 400 y 700 metros, a los pies de los Apeninos. Este conjunto de factores crea el lugar idóneo para la producción de un vino que destaca, especialmente, por su capacidad de envejecimiento.
Otra característica que influye de manera particular en estos viñedos es el suelo, mezcla de volcánico y arcilloso, el cual aporta unos marcados rasgos minerales a los vinos de la zona.
Todo ello, junto a la manera tradicional de realizar su cultivo, la alberata taurasina, forma derivada del antiguo sistema etrusco, con la vid en espalderes y con tutores, lleva a obtener un vino francamente especial. El aglianico de Taurasi, de color rojo rubí intenso, casi agranatado, y matices salinos es un vino que envejece a la perfección, desarrollando aromas y sabores de gran complejidad e intensidad. Un vino excelente.
Una de las características más particulares de los tintos aglianicos es su salinidad, una salinidad que los hace versátiles a la hora de maridar, se pueden combinar tanto con carnes, no excesivamente rojas, como con pescados, pastas o arroces.
Es evidente que la Campania no es exclusivamente sol y mar, hay zonas de mayor altitud, microclimas, terrenos de todo tipo y todo ello lleva a producir vinos con la acidez adecuada para un excelente envejecimiento, especialmente en la región de Avellino y, concretamente, en cuanto a vinos tintos, el aglianico de Taurasi.
VINOS DE LA CAMPANIA Y OTROS VINOS MERIDIONALES Realmente la región de Campania, por su suelo volcánico, los Apeninos, sus diversos microclimas y la omnipresencia del mar ofrece vinos absolutamente característicos, difícilmente comparables con los de Sicilia o Apulia. Especialmente, la provincia de Avellino, al ser una mezcla de todo lo que caracteriza el área, ofrece vinos con una evolución fantástica, que les diferencia de la mayoría de los vinos meridionales, menos ácidos y con peor envejecimiento. En tintos, el aglianico de Taurasi y, en blancos, el fiano de Avellino constituyen la pareja perfecta para demostrar todo lo que la región de Campania tiene para ofrecernos: gusto clásico, salinidad, complejidad. En cierto modo, estos vinos constituyen un fiel reflejo de la región y sus gentes. Las otras zonas meridionales productoras de vino no proponen una mezcla tan particular de características, en especial en lo que se refiere a la climatología y las propiedades del terreno.
VINOS CAMPANOS, UN FUTURO PROMETEDOR Las cepas de la región de Campania, como se puede ver, tienen un pasado clásico glorioso. Tras pasar las más diversas vicisitudes, el empeño de los pequeños productores, que han luchado por mantener sus especialísimas cepas, ha sido la clave para conservar la vasta gama de variedades de la zona.
También han sabido mantenerse firmes frente a la tan alabada Unificación de Italia que, en la Campania, a nivel vinícola ha supuesto la invasión de uvas no autóctonas y, sobre todo, la prevalencia, a nivel político y administrativo del Norte frente al Sur. Esa prevalencia que hace que todo lo que se realiza del centro hacia arriba de Italia tenga una mayor repercusión que aquello que se realiza del centro para abajo. Eso que hace que el barolo sea conocido mundialmente y el aglianico sea un gran desconocido…
Algunas recomendaciones para empezar a conocer los excelentes vinos campanos:
Aglianico del Taburno 2010 – Fattoria La Rivolta
Coste 2008, Taurasi DOCG – Contrade di Taurasi,
Fatica Contadina 2008, Taurasi DOCG – Terredora,
Taurasi Radici Reserva DOCG 2007 – Mastrobernardino,
Fiano di Avellino DOCG 2012 – Pietracupa,
Pietramara 2012, Fiano di Avellino DOCG – I Favati.
Sea como sea, actualmente, hay grandes bodegas como la Mastroberardino que, desde hace ya más de dos siglos, lucha por conservar e impulsar las variedades autóctonas. O, también, la moderna Feudi di San Gregorio, la cual ha sabido dar a conocer los vinos campanos en todo el mundo proponiendo una estética y una gestión modernas pero preservando, en todo momento, la tipicidad y las características propias de la zona.
Lo que las administraciones no han sabido hacer lo están haciendo los particulares, con un gran esfuerzo y, así, están consiguiendo que la fama de los vinos campanos se recupere a gran velocidad augurando un futuro muy prometedor para estos grandes desconocidos. Las premisas para un claro triunfo de estos vinos son claras: buenas uvas, excelentes terrenos, microclimas especiales y perfecto conocimiento de las técnicas tras siglos de cultivo.
BOCCONCINI CON LOS VINOS CAMPANOS En Bocconcini apostamos por los prometedores vinos campanos ofreciendo 2 vinos de las uvas más destacadas en este reportaje vinícola: aglianico y fiano.
Trigaio de Feudi di San Gregorio, una de las bodegas, como hemos comentado antes, más interesantes del panorama campano. Es un vino 100% de uva aglianico con entrada franca en boca y acidez marcada. Paso en boca sutil, fresco, ágil. Salinidad acentuada, levemente aterciopelado y retronasal poco persistente. Un vino perfecto para maridar tanto con carnes blancas como con pescado, pasta o arroz. ¡Y por solo 9,90 €, en breve, en nuestra tienda online!*

Fiano de Benevento de la Bodega DeLucia, vino de uva fiano con leves notas afrutadas, acidez equilibrada, matices salinos y marcado frescor. Para disfrutar frío con pastas, arroces o pescados. 7,6 €, en breve, en nuestra tienda online*.

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